BIENVENIDO A NUESTRO PROYECTO
INSTITUCIÓN EDUCATIVA LA INMACULADA
ÁREA ÉTICA Y VALORES HUMANOS
GRADOS SEXTOS
OBJETO DE APRENDIZAJE. “PARA UNA SANA CONVIVENCIA PRACTIQUEMOS LAS VIRTUDES HUMANAS”
INTRODUCCIÓN
La formación en las virtudes humanas, ha de comenzar desde edades tempranas y en el cual intervienen varios factores: Familiar, escuela, Iglesia. El infundir las virtudes morales y teologales en nuestra institución educativa es un continuo proceso que se comienza en la familia se vive en la escuela y se celebra en la Iglesia, es un continuo desarrollo de aprendizaje constante donde los padres de familias son los encargados números uno de educar a sus hijos. Las virtudes humanas en nuestra institución son importantes y fundamentales para la formación del ciudadano encargado de transformar y contribuir al desarrollo social del municipio.
El núcleo familiar tiene un papel importante, en la transformación de la sociedad, en ella es donde se aprenden las virtudes humanas tanto las morales como las teologales. La familia se convierte en el escenario primario, donde el niño o la niña pueden desarrollar todas sus habilidades físicas y mentales que le permitirán en un futuro consolidar su personalidad para crear, desarrollar y consolidar su identidad individual, en un principio, y posteriormente grupal, en la medida que éste logre insertarse de manera plena en el ambiente social.
El tratado de la virtud es fundamental para la ética y la moral porque nos adentra al fascinante mundo de los principios y valores que debe poseer la persona humana en el que hacer individual y social.
Para conocer, entender y comprender el significado de la palabra virtud es conveniente exponer las formas y maneras en que se ha abordado el concepto, partiendo de su origen etimológico y de la evolución que ha tenido a través del tiempo.
La palabra virtud proviene del griego areté y del latín virtus que significa viril, fuerza de carácter, capacidad, aptitud, excelencia, dinamismo, arrojo bélico, valentía, cordialidad, perseverancia. Se trata de habilidades que el hombre va adquiriendo con esfuerzo personal y añadiendo a su naturaleza que lo hace ser distinto de los demás. He ahí la importancia del tema de las virtudes en el saber ético, ya que uno de los modelos éticos más enraizados en la conciencia moral occidental ha sido el del hombre virtuoso. Al recorrer de los años este concepto se ha definido como cualidad personal que se considera buena y correcta; capacidad de producir un efecto determinado; buena conducta; comportamiento que se ajusta a las normas o leyes morales; capacidad para obrar o surtir efecto y herramientas importantes para alcanzar el éxito
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien. Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.
El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios. Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe.
Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
La prudencia dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo.
La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.
La fortaleza asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la práctica del bien.
La templanza modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados.
Las virtudes morales crecen mediante la educación, mediante actos deliberados y con el esfuerzo perseverante. La gracia divina las purifica y las eleva.
Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto, a Dios conocido por la fe, esperado y amado por El mismo.
Las virtudes teologales son tres:
La fe, la esperanza y la caridad .
Por la fe creemos en Dios y creemos todo lo que Él nos ha revelado y que la Santa Iglesia nos propone como objeto de fe.
Por la esperanza deseamos y esperamos de Dios con una firme confianza la vida eterna y las gracias para merecerla.
Por la caridad amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Es el ‘vínculo de la perfección’ y la forma de todas las virtudes.
OBJETIVO GENERAL
Conocer y Fomentar la práctica de las virtudes humanas en los grados sextos como instrumento, para crecer como personas y ser partícipes de una convivencia pacífica, tener actitudes de cambio.
COMPETENCIAS
Favorecer el aprendizaje de las virtudes humanas para la convivencia y la construcción del crecimiento humano.
Mostrar a los estudiantes del grado decimo, la importancia de las virtudes, para que actúen según ellas.
Dar a conocer las virtudes cardinales y teologales.
Involucrar los padres de familia en el conocimiento de las virtudes humanas y en la práctica de las mismas.
HISTORIA DE LA VIRTUD
Dentro de las filosofías prácticas de la vida la virtud es "el esfuerzo que domina las pasiones. Para que exista debe de haber lucha y no debe confundirse jamás con la honradez, la benevolencia ni con la beneficencia. La primera se halla a menudo en los apáticos, la segunda, en los débiles y la tercera puede maridarse y ningún apático, ningún débil, ninguno que delinca es virtuoso" [1]
En sentido estricto la virtud se concibe como la fuerza interior que permite a la persona llevar a término las decisiones correctas y adecuadas en las situaciones más adversas para tornarlas a su favor; es una cualidad positiva de un ser, persona o cosa[2]
La virtud como fuerza, principio y valor se concretiza en la persona humana por ser elemento esencial en todo quehacer social y cultural. De esta forma, podemos afirmar, que el virtuoso es el que está encaminado a ser sabio en experiencias, conocimientos, saberes, y además, le permite desarrollar capacidades, habilidades y destrezas para saber cómo alcanzar sus metas planteadas; es el que sabe remar contra corriente; es el alma y el espíritu del ser o no ser en cada persona usando su corazón como el supremo mediador.
La virtud es considerada como hábito o manera de ser de una cosa y, en último término, su perfección. En el hombre, es el poder propiamente humano, basado en su racionalidad, refiriéndose a todas las actividades humanas, teóricas y prácticas.
En la filosofía sistemática antigua se ha abordado el tema de la virtud como elemento fundamental para el quehacer humano, donde los filósofos le han dado matices propios de su forma de pensamiento y de ver a la realidad.
Sócrates es el primer pensador griego que aborda el tema y afirma que la virtud nos permitirá tomar las mejores acciones, y con ella, podremos distinguir entre el vicio, el mal y el bien. Además la virtud se puede alcanzar por medio de la educación fundamentada en nuestra moral y en nuestra vida cotidiana.
En la antigua Grecia Platón plantea que el ser humano posee y dispone de tres grandes y poderosas herramientas para la vida: el intelecto, la voluntad y la emoción, por lo que para cada herramienta existe una virtud: La sabiduría para identificar las acciones correctas, saber cuándo realizarlas y cómo realizarlas. El valor para tomar estas acciones a pesar de las amenazas, y defender los ideales propios. El autocontrol para interactuar con los demás seres y ante las situaciones más adversas cuando estamos realizando lo que debemos hacer para lograr nuestros propios fines. Y a estas tres añade una más: la justicia para respetar las ideas de los demás, sin abandonar las nuestras, para compartir los frutos de nuestras acciones y ayudar a los otros a realizar las suyas.
El tema de la virtud en Platón incluye dos cuestiones fundamentales: la relativa al modo en que se puede poseerla virtud y la relativa a su esencia o naturaleza. En cuanto a la primera cuestión vemos en este filósofo la huella del punto de vista intelectualista de su maestro Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o la justicia si no se sabe qué es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede hacer un trabajo físico determinado, levantar un puente o construir una mesa si no se tiene un conocimiento de ello. En cuanto a la segunda cuestión, el tema de la esencia de la virtud, Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en función de su propia naturaleza.
Como en el alma humana encontramos varias partes, a cada una de ellas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte racional es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión particular; a la parte irascible le corresponderá la virtud de la fortaleza, disposición de la voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a placeres y beneficios propios; finalmente, a la parte concupiscible le corresponderá la virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos[3]
Para Platón, la dialéctica y el amor son los caminos hacia las ideas. Pero por sí mismos no bastan: es necesaria la virtud, que también es el camino hacia el Bien y la Justicia. Además, el hombre aislado no puede ser bueno ni sabio: necesita de la comunidad política (el Estado). Así, la virtud y el Estado permiten el acceso a las Idas. Pero éstas, a su vez, son su fundamento último.
La ciudad platónica se compone de tres clases sociales que se corresponden con las tres partes del alma, a cada clase, se le asigna una tarea y una virtud. La organización social se encuentra estrictamente jerarquizada ya que no todos los hombres se encuentran dotados por la naturaleza ni deben ocuparse de las mismas tareas.
Cada clase social manifiesta el predomino de una parte del alma y por lo tanto debe ser educado de acuerdo con las funciones que deba desempeñar. El estado platónico es una institución educativa. La existencia de los ciudadanos, se entiende en función del bien de la comunidad. Platón prevé un comunismo total par ala clases sociales superiores: abolición de la propiedad privada y de la familia, de este modo, gobernantes y guerreros estarían a salvo de los peligros de su ambición personal o las de su casta.
En el cristianismo tomó importancia su aspecto moral, como hábito de obrar bien. En la filosofía moderna, la virtud se siguió definiendo, en general, como la disposición de obrar conforme a la intención moral o como la fortaleza moral en el cumplimiento del deber según (Emmanuel Kant).
CONCEPTO DE VIRTUD
La palabra virtud proviene del griego areté y del latín virtus que significa viril, fuerza de carácter, capacidad, aptitud, excelencia, dinamismo, arrojo bélico, valentía, cordialidad, perseverancia. Se trata de habilidades que el hombre va adquiriendo con esfuerzo personal y añadiendo a su naturaleza que lo hace ser distinto de los demás. He ahí la importancia del tema de las virtudes en el saber ético, ya que uno de los modelos éticos más enraizados en la conciencia moral occidental ha sido el del hombre virtuoso. Al recorrer de los años este concepto se ha definido como cualidad personal que se considera buena y correcta; capacidad de producir un efecto determinado; buena conducta; comportamiento que se ajusta a las normas o leyes morales; capacidad para obrar o surtir efecto y herramientas importantes para alcanzar el éxito Empezaremos por definir lo que son las virtudes humanas:
¿Qué es la virtud?
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien: «El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios» (San Gregorio de Nisa). Hay virtudes humanas y virtudes teologales. (Catecismo de la Iglesia Católica #1803.1833).
¿Qué son las virtudes humanas?
Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina. (Catecismo de la Iglesia Católica #1804-1810-1811-1834, 1839)
PRINCIPALES VIRTUDES HUMANAS
Las principales virtudes humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a todas las demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. (Catecismo de la Iglesia Católica #1805-1834)
LA PRUDENCIA
“Es la virtud que nos lleva al conocimiento de lo que nos concierne como hombres y nos permite distinguir por lo tanto lo que puede beneficiarnos o Perjudicarnos “.
Desde Sócrates adquiere sobre todo éste sentido distinto al de la mera sabiduría que sería el conocimiento profundo adquirido en las ciencias y artes. Desde el punto de vista ético es un conocimiento de tinte práctico, que nos enseña cómo vivir de acuerdo con los principios y valores morales. En Platón la Sabiduría o Prudencia es una de las Virtudes Cardinales que más tarde pasaron al Cristianismo.
Según nuestro entendimiento aceptamos los dos conceptos como importantes, y el hombre debe cultivarse en ambos sentidos pero es necesario también reconocer que las consecuencias que sobrevienen al descuidar la sabiduría como prudencia son más graves que en el segundo sentido.
Hemos definido la Prudencia como la recta intención de lo que en concreto se ha de hacer para realizar la Virtud. Es una virtud intelectiva y moralista a la vez, que perfecciona la actividad directiva de la razón práctica para que esta determine con verdad las exigencias concretas de las virtudes y en ultimo termino, las del recto amor ( caridad ) y la vida feliz.
LA JUSTICIA.
“Es la virtud moral que hace referencia al orden igualdad y armonía que deben prevalecer en el hombre en su doble dimensión social e individual “
Según Platón para el individuo la justicia expresa la armonía adecuada entre las capacidades del alma que se someten a la razón, la voluntad y la sensibilidad. “ La justicia ajusta las operaciones en que principalmente se cumple la noción de igualdad. “
Esta virtud es la que promueve el equilibrio entre la sociedad marcando diferentes aspectos; como economía, paz, derechos, etc.
La Justicia es la aspiración máxima del derecho por la que le hombre despierta la idea a la que debe aspirarse teniendo como fundamento ético las relaciones sociales reguladas por el derecho.
La Justicia en la sociedad civil excluye varios modos viciosos: el orgullo, por el que se pretende que alguna clase de hombres sean superiores por naturaleza a otra clase; los griegos en relación a los bárbaros, los blancos respecto de los negros, los nobles frente a los plebeyos, o los amos respecto a los esclavos; la arrogancia por la que algunos hombres impiden a otros el libre disfrute de los bienes comunes del mundo, como el aire, el agua, o les es prohibido el uso de su lengua nativa, la acepción de personas en el juicio, la ingratitud. La Ingratitud ( es una acusación que con frecuencia se hace injustamente en nombre de gobernantes injustos contra sus súbditos), etc.
Por lo tanto podemos decir que esta virtud hace del hombre que la posee, tenga la intención firme y habitual de ser justo en su relación con los demás, es suficiente que todo hombre tenga una oportunidad genuina arruináble solo por el de alcanzar un bien inefable.
LA FORTALEZA.
“ Consiste en alejar el temor y enfrentar el peligro con seguridad y confianza “
Y a esto Aristóteles incluye esta virtud en la lista de las morales definiendo como la valentía en el justo medio entre temeridad y cobardía y tanto es así que podemos evidenciar que el valiente no es como el temerario, que se arroja al peligro de un modo inconsciente, sin calcular las consecuencias sin proteger su vida si no que le arriesga inútilmente pudiendo incluso afectar loa seguridad de otras vidas. El valiente es el que conoce el miedo y aun cuando las circunstancias despiertan en él impulsos de temor lo supera con coraje y audacia.
Por lo tanto quien posee la virtud de la fortaleza tiene un control de su voluntad, y evita que esta se desvié del cumplimiento de su deber por la amenaza de un peligro. Pero no es tan solo ante peligros ocasionales en los que el valiente muestra su virtud sino que también puede hacerlo de manera continua al emprender trabajos difíciles y arriesgados por amor al prójimo.
LA TEMPLANZA
“ Consiste en la moderación de los apetitos sensibles por someterlos a la razón. De acuerdo con Aristóteles es la virtud que impide el desenfrenado placer o abuso de las necesidades corporales así como la abstinencia de su disfrute. “
LAS VIRTUDES TEOLOGALES
Las virtudes teologales son las que tienen como origen, motivo y objeto inmediato a Dios mismo. Infusas en el hombre con la gracia santificante, nos hacen capaces de vivir en relación con la Santísima Trinidad, y fundamentan y animan la acción moral del cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la garantía de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. (Catecismo de la Iglesia Católica #1812-1813-1840-1841)
¿Cuáles son las virtudes teologales?
Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad. (Catecismo de la Iglesia Católica #1813)
LA FE
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que «la fe actúa por la caridad» (Ga 5, 6). (Catecismo de la Iglesia Católica #1814-1816-1842)
LA ESPERANZA
La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena. (Catecismo de la Iglesia Católica #1817-1821-1843)
LA CARIDAD
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la perfección» (Col 3, 14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co 13, 2-3). (Catecismo de la Iglesia Católica #1822-1829-1844)
Las virtudes humanas (al igual que los vicios), se adquieren y aumentan por la repetición de actos. Las virtudes al ser inherentes en las potencias no en cuanto estas son principios activos, sino en la medida en que tienen una cierta pasividad. Estas potencias al ser movidas por una potencia superior son dispuestas a ellas a una cierta manera, porque todo lo que es movido por otro recibe la disposición de un agente. Así es que cuando esta moción se repite, la disposición se hace estable y se genera el hábito.
Ahora es necesario señalar que las virtudes disminuyen en la medida que se realizan actos contarios a la virtud y esto da origen al vicio pues no pueden coexistir ambos, y en éste caso se emplea el principio de no contradicción.
Pero se dice también que las virtudes consisten en un término medio porque su elección de un objeto debe estar de acuerdo con lo que la razón le dicta. Por ejemplo: el medio de la virtud humana de la Templanza con respecto a la comida, consiste en comer el alimento necesario para conservar la salud y esto exige el exceso de comida así como también abstenerse de comer. Otro ejemplo sería en la justicia que no se debe dar ni más ni menos, sino lo que a cada uno le corresponde.
Por ultimo mencionaremos la conexión de las virtudes esta es la propiedad según la cual no puede darse una en estado perfecto sin que se den las demás y todas tienen su participación en la prudencia.
[1] Gran Logia del Estado Restauración, liturgia de grado de Aprendiz, 8va edición, Villahermosa, México, 2004, p. 29
[2] Diccionario Enciclopédica Vox 1, Larousse Editorial, S.L. 2009
[3] Alasdair MacIntyre, Tras la virtud. Editorial Crítica. Barcelona, 2004; Josef Pieper Las virtudes fundamentales. Ediciones Rialp, Barcelona, 2007.